En el almacén, en las colas para pagar la luz, en las reuniones de padres y hasta en los hoteles por horas hablan. Todos hablan. Mujeres, niños, abuelitos y algunos hombres, no todos. La mayoría de ellos solo saben la hora en que juegan Boca y river... Hablamos de los inundados, del precio del pescado y del gran hermano. Hablamos. Eso sí de política no hablamos. De eso se encargan la carmen, la evelina, la pintarrajeada esa que ahora quiere ser legisladora y la pobre de la gladis... nosotras nada. Así estamos.
(esto decía dormida mi esposa en medio de vaya a saber qué pesadilla)